07 octubre, 2010

Los mensajes del contestador / Tacto de piedra.

Serví bien a mi país en la batalla
mil cuatrocientos días de lucha y muerte
después de acabar con todos nuestros enemigos
era el momento del descanso
al llegar a la ciudad destruimos nuestras armas
y nuestra ropa manchada de sangre
saludábamos a nuestros familiares y amigos por ultima vez
y después pasamos a la sala del silencio
allí te quemaban la vista
perforaban tus tímpanos
y cortaban tu lengua
de esta manera el arte de la guerra se perdería por siempre
una vez acabado el periodo de curación de nuestras extirpaciones
nos llevarían a una residencia
donde viviríamos plácidamente hasta el fin de nuestros días
existía una terapia con gatos para tranquilizar nuestra alma
y desarrollar los sentidos que nos dejaron
aunque gran parte del mundo se nos negaba
descubrimos una forma de amar más cercana a la tierra
que la creada por los humanos
el exceso de sentidos nos ciega el corazón.

Por Diego Valor.

05 octubre, 2010

Los mensajes del contestador / El cumpleaños.

Celebraban el quinto cumpleaños de Bruno.
Su madre, su padre y él.
Cuando acabó de comer, salio al patio trasero dejando a sus padres acabar sus postres.
Vivían en una casita en medio del campo, cerca del bosque.
Empezó a jugar con su pelota nueva.
En un mal lanzamiento fue a parar cerca del árbol en los limites del patio.
Al acercarse a él, vio el cuerpo despellejado de un conejito blanco.
Algo vio brillar en sus ojos, que le acaparó toda la atención, olvidando el juego.
Lo que vio dentro de ellos fue decisivo y brutal.
Cogió la piel del animal y se vistió con ella y desaparecio entre los arbustos.
Cinco años fueron suficientes.
Ya nunca nadie lo volvió a ver.
Sus padres dentro de la casa miraban la tele mientras esperaban que se atemperara el café.


Por Diego Valor.

04 octubre, 2010

Los mensajes del contestador / Sinfín.

La semana pasada salí de mi casa para ir al parque a leer.

Cuando cruzaba la calle un coche que no vi venir, me atravesó por completo, sin causarme ningún daño.

El coche perdió el control y acabo estrellado contra la esquina del cruce, muriendo el conductor en el acto.

Nadie vio nada, hasta que escucharon el violento impacto contra el muro.

Volví a casa y me metí en la cama.

Sigo haciendo mi vida normal como siempre.

Y vivo con el temor de que pasará el día que muera.


Por: Diego Valor.