31 agosto, 2008

Lavadora Galactica (Miedo y asco en Barcelona)

¡Por fin lo hemos conseguido! Salimos de casa.

Los cuatro acabábamos de llegar a Barcelona, con las ilusiones metidas dentro de nuestras mochilas, junto con el miedo y la curiosidad por empezar una nueva vida.

Teníamos ganas de que nos pasasen experiencias nuevas. Algo que pudiéramos recordar dentro de unos años. Cuando nuestros destinos fueran otros, ya alejados de los días que pasamos juntos.

Llegamos jueves y al jueves siguiente ya teníamos un techo donde resguardarse. Seguidamente cuando aun no habíamos ni sacado la ropa, ni las ilusiones de la mochila… Se me ofreció un trabajo en Massimo Dutti. Yo ilusionado y los miedos rebajados al mínimo.

Mi hermano me recalca…”Ya te lo dije…” “…no hay de que preocuparse, al final todo acaba por arreglarse”.

Bufff…que gustazo. Asentados y con recursos, un sueño hecho realidad. Salgo del cuarto con sonrisa en la cara y observo a mi alrededor. Encuentro a Javi conectando la consola para divertirse los cuatro. Pasti preparándose el ordenador para sus largas jornadas matinales de dibujo. Y Jorge instalando su cama en el interior de un cajón de sueños. Construyendo su cabina onírica donde liberar su cuerpo y viajar a otros mundos.

Soy feliz viendo lo que puede dar de si este añito.

Hoy, viernes, segundo día en el piso. La mañana trae mucha luz por la ventana del cuarto. Me hace sentir bien, con ganas de hacer cosas. Aunque no e dormido mal en mi nueva cama, a mitad noche un molesto zumbido a interrumpido mi duermevela.

Como un siseo, como alas de abejas rozando entre sí.

Curioso al levantarme de la cama decidí, mirar bajo de ella, para averiguar de que podría tratarse. La oscuridad no me dejaba ver, lo que allí zumbaba. Me incorpore y trate de levantar la cama entera para ver bien. Y para mi sorpresa, lo que encuentro bajo de mi cama es un oscuro y oscilante agujero negro. Una masa oscura con un anillo rotativo en su perímetro.

Asombrado llamo a los chicos para que vean esta curiosidad que no incluía nuestro contrato del piso. Cuando llegan presurosos alarmados por mis enérgicos griteríos. Los cuatro nos quedamos hipnotizados viendo aquella lavadora galáctica.

AAALAAAAA!!!! Gritamos al unísono.

¡Que cabrón! Diego siempre te toca el mejor cuarto –Dice uno de mis compañeros.

Al Diego siempre le pasan las cosas mas raras, no se como te las apañas –Replica entre risas mi hermano.

Y dispuestos a probar cosas nuevas como , como lema iniciático de nuestra aventura. Casi sin proponerlo, vamos uno a uno lanzándonos de cabeza dentro del agujero negro, engulléndonos a los cuatro.

INSENSATOS!!! Pensareis más de uno… Pues sí. ¿Y no lo es también, el dejárselo todo detrás y venirse a Barcelona en busca de no sabemos que, pagando ganas y todo?

El piso, se lleno de un silencio atroz. Desaparecieron las risas y las bromas y la nada se adueño del espacio.

Recuerdo, que de pronto, poco a poco, muy lentamente. Ante mi aparecía la imagen del comedor. Estaba como abriendo los “ojos”. Una sensación de resaca rara. Me dolía todo el “cuerpo”. Como si acabaran de enhebrar mi cuerpo por una aguja. ¿Sera esta sensación la que tienen los bebes al nacer?

Como decía antes, veía el comedor de nuestro piso. Aunque desde un punto de vista distinto. Tenía delante de mi el sillón y en una altura inusual, por encima de horizonte.

Miraba a mí alrededor, veía las botellas de cerveza que teníamos encima de la televisión. Y sentía las presencias de mis compañeros provenir de ellas, sentía la presencia de Jorge venir de dentro de Doraemon. Empecé a asustarme. Percibía oír la voz angustiada de Jorge, que quizás se despertó antes que yo y llevaba tiempo siendo consciente de nuestra nueva posición en este mundo.

Y es que parecía, que de alguna forma al entrar en el agujero negro, habíamos sido transmutados en otro tipo de materia, pero conservando nuestra conciencia.

Al rato, conseguimos calmarnos todos, diciéndonos que algo se nos ocurriría, que seriamos capaces de salir de esta. Aunque poco nos duro la calma. Escuchamos el ruido de abrirse y cerrarse la puerta de la entrada, alguien había entrado en el piso, ¿quien podría ser?. Nadie tiene llaves, quizás,¿ Carmen, la dueña? De nuevo un zumbido ensordecedor de alas y golpes contra el techo. Y de golpe irrumpieron en el comedor cuatro mosacas enormes, como vacas y se posaron en nuestro sillón y alguna apegada en la pared. Moviendose a espavientos, con movimientos cortos y rapidos. Cuatro moscas peludas viviendo donde nosotros!!

Horrorizados, gritamos de pavor los cuatro, tres botellas de cerveza y Doraemon juntos en un mismo y espeluznante grito de miedo y asco en Barcelona.

Los nuevos inquilinos no parecían percatarse de nosotros o simplemente pasaban de notros como de comer mierda… bueno, si que la comían.

De esta forma fueron pasando los días. Veíamos como aquellos seres habían ocupado nuestra casa y nuestras vidas. Pues cada mosca dormía en un cuarto. Dos de ellas habían cogido la costumbre de jugar partidos al PES en la consola. Otra tenía la costumbre de despertarse y levantarse por la mañana antes que las otras tres. Y la cuarta solía ponerse delante del ordenador de Pasti mirando la pantalla y la tableta de dibujo sucesivamente, intentando averiguar para que servía aquellos instrumentos.

Nunca debimos arriesgar tanto, aquel agujero negro cambio nuestra vida para siempre. Ahora sabíamos que nunca volveríamos a ver a nuestras queridas y añoradas madres. Soñábamos con la probabilidad de que algún día alguien nos reciclara y visitaremos el mundo seccionados en miles de trocitos y que a Doraemon lo regalaran a Caritas y fuera pasando de dueños el resto de su vida.

Aquellos horribles insectos, lograron utilizar el messenger y postear en blogs. Emularon nuestras voces. Y al cabo de poco tiempo consiguieron que nos visitaran nuestros amigos.

Estuvieron en el piso unos días, las moscas adquirieron el poder de la mimesis total, realmente éramos nosotros en carne y huesos. Una copia perfecta. Salvo que cuando nadie los miraba a escondidas chupaban azucarillos. Nosotros al segundo día de llamar la atención de nuestros amigos y ver que no surtía ningún efecto, desistimos y tratamos de reírnos con ellos y mirarlos con añoranza.

Absolutamente nadie se percato de que habían sido recibidos amablemente por cuatro repelentes moscas. Mejor para ellos.

Y de esta forma vimos pasar las semanas. Las moscas seguían acumulando cervezas a nuestro alrededor para regodearse de nuestra mala suerte. Cuando no tenían visita que era la mayoría del tiempo, tomaban su forma original, con la que más agusto se sentían. Y no paraban de hacer guarradas como su naturaleza les manda. Se pasaban todo el día chupando un extraño néctar dulzón que las volvía locas y montándose unas encima de otras para copular sobre nuestro sillón o encima de la mesa. Mientras las otras con su mirada perdida frotábanse las patitas en símbolo de que todo marchaba bien, justo como estaba planeado. Habían conseguido echarnos fuera de juego y no me extrañaría que su próximo movimiento fuera conquistar el mundo.

Y es de esta forma como de momento seguimos nuestra aventura en Barcelona. Esperando que la suerte nos saque de aquí. En otra ocasión os contare como con forma de botella y sin poder moverme, he sido capaz de escribir esta especie de diario que ahora leéis, pero eso….es otra historia.

. . .


Por: Ego Valor.

3 comentarios:

Donnie Darko dijo...

Creo que ya no veré las moscas de la misma manera... Además miraré debajo de la cama todos los días no vaya a ser que haya un agujero negro xDD

El agujero negro de El País? jisjisjisji

Soy Doraemon!!!

COMIENZA UNA NUEVA ETAPA SEÑORES!!!

RELATOS MADE IN BCN!!!

El insecto dijo...

Jajaja, que divertida, me ha encantado, por cierto... os habeis dado cuenta de que el azucar se acaba muy pronto, quizas sea una mosca, asi que a cuidar los botellines.

Sigue así ;)

Quiero más, más y más. Por cierto, a ti siempre te pasan las cosas raras, no se como te las apañas xD

Agnès dijo...

Vaya como botella de cerveza te ves ehhh Diego!!! Ya te gustaría estar todo el día sin hacer nada... sin tener que alimentarte, no ducharte y hacer nada... y lo más guay es esperar a que te reciclen para poder viajar gratis.. pos vaya que bien te lo montas, jejeje, me ha gustado el relato.